al otro lado del río entre los árboles

Hoy nos vamos al cine

Pues sí, hoy nos vamos al cine. Salimos, en esta ocasión, del gran consumo para hablar de un ejercicio de comunicación que nos ha gustado. Y mucho. Nos ha gustado por el modo tan inesperado en que nos vimos inmerso en él. También por la manera en que enriqueció una experiencia de por sí gozosa.

La película se llama “Al otro lado del río y entre los árboles”, un evocador título para una peli que está toda ella embebida de nostalgia. En un blanco y negro clásico (combinado con fragmentos en color) cuenta, con mayor fortuna que el libro en que se basa, una historia escrita por Hemingway.

Es la historia de un oficial veterano, traumatizado por una experiencia bélica. Ese oficial se encuentra, en una Venecia fantasmal de posguerra, a una joven noble italiana con la que establece una particular relación hacia el autodescubrimiento. Una delicia. Elenco internacional y una factura técnica de primera.

La cuestión es que, al final de la proyección —ocurrió en los Renoir Princesa en Madrid—, alguien del cine nos anunció que entre el público se encontraba, Paula Ortiz, la directora de la peli, un valor en alza del cine español, dispuesta a abrir coloquio y a contestar todas las preguntas (de adaptación, producción, trama, casting…) que se nos ocurrieran.

Se quedó todo el mundo y la cosa se alargó media hora. Se estableció una comunión muy íntima entre obra, creadora y público. En el coloquio la directora nos contó, entre otras cosas, que la coincidencia de la pandemia y el confinamiento en el norte de Italia con las semanas de rodaje fue lo que permitió rodar esa Venecia inimaginable, vacía de gente, y tan genialmente fotografiada.

Nadie contaba con la directora allí, pero, entre cinéfilos, ninguno evadió la oportunidad de quedarse.

Nos consta que la experiencia se ha replicado en otras salas ya sea con la participación de Paula Ortiz o del director de fotografía, el gran Javier Aguirresarobe. Una experiencia, destripar la obra a la vista de quienes la han contemplado sin saber que compartían espacio con su creadora, completamente inmersiva, que caló hondo y que nos preguntamos si podría reproducirse en otros ámbitos y escenarios bajo el patrocinio de alguna marca.

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