Yakult y Calpis, otras formas de beber leche
Yakult y Calpis: La importancia de mirar afuera cuando pensamos en innovación.
Hoy traemos a la mesa con un día de retraso (pedimos perdón por ello a nuestros suscriptores) dos bebidas de base láctea a las que venimos dando seguimiento tiempo.
Con todos ustedes, Yakult y Calpis.
Yakult, el precedente de Actimel que nació en la década de los 30 a 11.000 kilómetros de distancia.
Mucho, mucho antes de que Actimel trajera el L. Casei Inmunitas a la vida de los occidentales, el Yakult ya llevaba décadas (desde los tiempos de la posguerra) campando por el territorio japonés, en un característico bote individual blanco con tipografía en rojo, entraba como complemento alimenticio en las carteritas de los escolares del país del sol naciente.
Yakult, según expresa su web, es una bebida a base de leche fermentada. Cada botella contiene 6,5 mil millones de unas bacterias (el Lactobacillus casei Shirota que así, de primeras, nos suena un poco, ¿no?) que pueden llegar vivas al intestino.
Fermentación y flora bacteriana, dos términos mágicos de la «nueva alimentación» en un mismo envase. La entrega domiciliaria para fomentar su consumo frecuente, su vinculación al deporte del béisbol (deporte venerado en Japón) y el mantenimiento de un envase retro que no se ha alterado desde los años 70 son algunos de los elementos diferenciadores de Yakult, además de un venerable recuerdo desde el denominativo de su principio activo al fundador (el señor Shirota) que fue quien descubrió las propiedades de los lactobacillus.
En boca uno percibe el sabor característicamente lácteo, como a yogur, de este tipo de productos con un toque caramelizado que procede del calentamiento al que se somete el producto en el proceso. Ese tostado provoca que el líquido, más que blanco, tenga un tono café con leche.
Yakult, aún siendo genuinamente japonés, ha conseguido consolidarse como bebida probiótica de consumo frecuente en otros mercados como México.
Y tras Yakult, traemos a otro producto de base láctea sin sustitutivo aparente en España. Hablamos del Calpis o Calpico, que ambos son formas de llamarlo (según el mercado)
Calpis: cuando esperas una horchata y te encuentras con un producto que recuerda a una leche aguada con un toque cítrico.
Esa es justo la sorpresa que el occidental percibe cuando se toma por vez primera un Calpis. Hablamos de un producto que, a pesar de contener leche en su formulación, entra en la categoría de los refrescos y así, como refresco básico para tomar entre horas, es como la entienden en aquellos países donde está distribuida.
El sabor original es neutro, agradable y muy sutil y el fabricante despliega sobre él una gama extensísima de sabores frutales en que entran prácticamente todas las frutas que uno pueda imaginar, muchas veces con denominación geográfica para recalcar origen y calidad.
Calpis era un nombre poco comercial en los mercados anglosajones, y por eso allí pasó a ser conocida como Calpico. Se destaca en la web para público norteamericano su cremosidad, el hecho de ser una apertura al consumo de leche (pensando en quienes rechazan su sabor, mayormente niños) y su gama de sabores frutales con cierto aporte exótico. Existe una versión gasificada, Calpis Soda, que admite su uso como mezclador con alcohol.
No es la primera vez que traemos desde el blog de novedades, innovación e ideas de consumo de Kanpai! una novedad con leche en su fórmula. No hace tanto que hablábamos de la leche relajante, con lavanda y un inesperado color azul de la Granja Sonoma.
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*La foto que ilustra esta entrada y la de LinkedIn es de Gabriel Yuji bajo licencia Unsplash
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